En el imaginario colectivo está que cultivar la tierra y vivir en los caseríos es una dura oportunidad de vida: un trabajo que nunca termina, sin vacaciones, muy físico, dependiente de las subvenciones. Por ello, el relevo generacional en el País Vasco no está garantizado.

BIOLUR ha querido investigar con la UPV/EHU (Mirene Begiristain y Aintzira Oñederra) si las raíces de esta creencia en el imaginario colectivo están basadas en la realidad real.

En 2016 el equipo de horticultores de Biolur puso en marcha una línea de investigación para estudiar la precariedad a la vía de las huertas ecológicas, en la que en 2020 llegaron al proyecto DUINA.

El proyecto, que ha durado dos años, ha consistido en el estudio de 11 proyectos hortícolas de Gipuzkoa y Bizkaia. En ella se han profundizado los costes de producción de los cultivos, los salarios, las horas de trabajo, los precios dignos y, en general, diversos datos para la dignidad económica y social de los proyectos agrícolas. Las conclusiones se presentaron en septiembre y desde entonces las biotierras están en proceso de popularización.

El proyecto Duina, presentado el 18 de junio de 2020 y que ha durado dos años, ha consistido en el análisis de 11 proyectos de huerta de Gipuzkoa y Bizkaia. En ella se han profundizado los costes de producción de los cultivos, los salarios, las horas de trabajo, los precios dignos y, en general, diversos datos para la dignidad económica y social de los proyectos agrícolas.

Este estudio ha permitido abordar un análisis integral y objetivo de los costes de producción de horticultura ecológica. Aprovechando este conocimiento generado, esperamos dar pasos para el desarrollo de la estabilidad y dignidad económica y social de los productores, tanto desde el ámbito institucional como socioeconómico.

Para hablar de ello, hoy tenemos a Maider y Leire, de la asociación Biolur. [Entrevista en euskara]