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Aunque la extrema derecha de Bolsonaro, quedó semiderrotada en las elecciones presidenciales de hace casi un año, la victoria electoral de Lula fue muy estrecha y el bolsonarismo salió victorioso en el Congreso Nacional y en importantes Estados de Brasil.

Este no es un fenómeno nacional. Por el contrario, la extrema derecha se articula a nivel global, crece y comparte discursos para incrementar al máximo la individualización.

Para ellos la seguridad es una cuestión individual y de ahí la necesidad de portar armas. Los inmigrantes no son bienvenidos, son contrarios a la cooperación y conservadores en las costumbres –están contra el aborto, contra la legalización de las drogas, contra la libertad de orientación sexual, etc.

Tienen una fuerte articulación con la “teología de la prosperidad” en la que la riqueza es una bendición y la pobreza es una condena. Por tanto, si eres un fiel creyente, recibirás bendiciones en forma de riqueza. Para ellos, los pobres son pobres por su culpa y por falta de esfuerzo.

Están contra la democracia, aunque avanzan aprovechándose de las libertades democráticas.

Niegan la ciencia y el cambio climático y aumentan la desconfianza en el sistema con un discurso antisistema, que esconde una profundización y radicalización del neoliberalismo.

Para hablar de todo esto y de las alternativas que promueve el movimiento popular en Brasil tenemos con nosotras en la 97 a Tairí Felipe, miembro del MPA que en este momento está desarrollando una gira solidaria por Europa y hace unos días participó en las jornadas de Elikaldia desarrolladas en Bilbao.

El Movimiento Pequeños Agricultores – MPA es un movimiento campesino, de carácter nacional y popular cuya base social está organizada en grupos de familias en comunidades campesinas.

El MPA busca rescatar la identidad y la cultura campesina, en su diversidad, y se suma a otros movimientos populares del campo y la ciudad para construir un proyecto popular para Brasil basado en la soberanía y los valores de una sociedad justa y fraterna.

El MPA está organizado en 17 estados brasileños en todas las regiones del país. Tras 22 años de existencia aglutina aproximadamente 100 mil familias campesinas y forma parte de Vía Campesina.

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